Nuestras Huertas

No importa si se trata de los rojos senderos del Paraje San Ramón, en El Soberbio (Misiones) o de las olvidadas calles de La Cava, en Beccar (Partido de San Isidro).

Puede ser casi un mandato de la naturaleza que abraza y cobija con su exuberancia, o puede ser, más bien, un rectángulo tan exiguo como imprescindible ganado al cemento en el fondo de un Comedor marcado por las urgencias y los paisajes conurbanos de la gran ciudad y sus arrabales.

En todos los lugares donde nuestros voluntarios le pelean cada día al olvido y a la falta de oportunidades, hay una manera común de hacer carne eso de “ayuda integral” a los que más nos necesitan: la búsqueda apasionada del contacto con la vida que surge, poderosa, de la tierra que recibe y protege cada semilla.

En Misiones, la simiente ya empezó a dar frutos desde un ya lejano 2007 y hoy ya la vida crece con fuerza propia. Allí ya tomó la forma de Cooperativa Agroecológica Escolar y de Huerta Orgánica, en el marco de la Escuela de Agricultura Sustentable.

Cerquita de la Panamericana, en San Isidro, los ancos robustos sorprendieron a todo un barrio en el patio del fondo de “La Casita de la Virgen” en los días finales de la primavera de 2013.

Pero en cada lugar, el mismo amor siempre. La misma escuela que, como la planta, quiere crear alimento para el cuerpo y el alma desde la misma luz del sol que nos ilumina hermanándonos. En todos lados, ellos, los chicos, aprendiendo a ser mujeres y hombres de y en la tierra.

Comida sana y fresca para las mesas de los comedores que tanto la necesitan. Saberes que se recuperan o se descubren. Manos ya curtidas que aprenden, sorprendidas, la suavidad máxima. Manitos tiernas que aprenden, quizás por vez primera, toda la belleza que puede surgir de un gesto de cuidado, de crianza germinadora.

Estés cerca o lejos, te invitamos a abrir surcos, juntos, para la mejor de las escuelas. Ésa que se abre en la semilla que porta el mañana casi como un bien guardado secreto o una promesa. Una promesa de un mañana posible ante tanta noticia que, a muchos de nuestros chicos, parece quererlos convencer de que su futuro tendrá que ver con pocas cosas que se parezcan a la vida.

¡Ayudanos a seguir sembrando con los chicos! Preparemos juntos, en el presente compartido, un mañana rebosante de esperanzas y cosechas.